La construcción del Obelisco fue una idea de Narciso Obanza y Ricardo Caruncho, quienes la conciben para erigir en la ciudad un monumento similar al que en el año 1893 transportaba un barco desde Egipto a Francia, donde se instaló en la tan conocida Plaza de la Concordia.
Siguiendo este ejemplo, el Ayuntamiento inició una solicitud para que la obra fuese aprobada en el lugar de la Marina, una iniciativa que contó con el visto bueno en sesión plenaria por el alcalde interino Evaristo Babé.
Una vez aprobado por el pleno municipal, el siguiente paso fue encargar los planos, de los que se haría cargo el arquitecto Antonio de Mesa en octubre de 1893. Y en cuanto a la ejecución de la obra, se le encargó a José Escudero Monteagudo el 16 de febrero de 1894. Escudero cobró 1.995 pesetas por la construcción del monumento.
Tres meses después, el 3 de mayo de 1894, se inicia la construcción del Obelisco, que sería inaugurado un año más tarde, el 10 de febrero de 1895. Esa es la fecha oficial de inauguración, aunque el monumento ya había sido finalizado el 12 de diciembre del año anterior. En tan solo 7 meses el constructor erigió el Obelisco en el centro de la ciudad. Todo un hito.
La columna es hueca por dentro y lleva un reloj alojado en la parte superior a cuyo mecanismo se accede desde la base de la columna, construida de forma octogonal y rodeada de un pequeño jardín. En uno de sus lados se encuentra el busto en bronce de Aureliano Linares Rivas, mientras que en los otros relieves existen grabaciones de datos geográficos y meteorológicos de la ciudad. En su momento se daba en uno de los relojes la hora de A Coruña y en otro la de Madrid, con 20 minutos de diferencia, algo que desapareció con la estandarización de los horarios.