La revolución del Paseo Marítimo
La mayoría de la gente conoce hoy O Portiño por su paseo marítimo. En 2004 la entonces ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona inauguró dos kilómetros y medio de paseo en el borde litoral. El proyecto incluyó calzada para coches, senda ciclista y peatonal y hasta pasos subterráneos para que las lagartijas no variasen sus hábitos de vida. También varias esculturas, como la glorieta de las Víctimas del Terrorismo de Julia Ares o la Ventana al Atlántico de Francisco Pazos, una especie de dolmen moderno desde el que enmarcar las puestas de sol. Y aquí llegan turistas guiados por el GPS desde todo el mundo.
El Puerto de Visma y los furtivos
Bajando la carretera de O Portiño encontramos el Puerto de Visma, un remanso de tranquilidad a un paso del mar, con su pequeña playa con baño prohibido. Las barcas se apilan en esta pequeña y escondida zona portuaria.
A O Portiño algunos turistas vienen a vivir de forma temporal a la área de autocaravanas. Y en el núcleo hay algo más de medio millar de vecinos censados. Lo curioso es que apenas se ven unas casas dispersas cerca de la línea de costa.
La mayoría de vecinos son los que están en las viviendas sociales de O Campanario. En este asentamiento, mucha gente vive de ser percebeiro. Pero sin licencia. En cuanto hay buena marea, decenas de furtivos bajan a las rocas, para desesperación de los marineros que sí tienen autorización para faenar.
La terraza de O Portiño
Con el buen tiempo, la famosa terraza de O Portiño atrae a turistas y familias pero también a jóvenes a los que no les gusta mucho dormir. Los domingos por la mañana y en algunas fiestas puntuales, la fauna de O Portiño cambia en el único bar del núcleo.